Tener menos de 35 años y liderar una empresa ha dejado de ser una rareza para convertirse en un fenómeno creciente. En un mundo marcado por la innovación, la agilidad y la transformación constante, los liderazgos jóvenes están ganando terreno en sectores clave como la tecnología y la salud. Sin embargo, ser un CEO joven implica enfrentar desafíos concretos, como romper prejuicios, construir autoridad desde la acción y tomar decisiones con una red de apoyo limitada.
En este contexto emergente, los casos de Alan Daitch (34) y Tomás Piqueras (27) ofrecen un contraste interesante. Daitch fundó Digodat, una consultora de big data que se convirtió en el socio más relevante de Google en Latinoamérica, y fue adquirida por S4 Capital. Actualmente, se dedica a invertir en startups de inteligencia artificial desde Europa. Piqueras, por su parte, asumió la dirección del Centro de Servicios Hospitalarios (CSH) a los 22 años, tras la muerte de su padre, y ha profesionalizado la firma familiar mientras lideraba el abastecimiento de tecnología médica durante la pandemia.
Del Shock al Liderazgo: Decisiones en Tiempo Real
Para ambos, el acceso al liderazgo no fue parte de una planificación meticulosa, sino un punto de inflexión personal. Siempre fui malo para tener jefe y para seguir estructuras rígidas. Ser CEO a los 25 fue la única manera de seguir avanzando, cuenta Daitch. En el caso de Piqueras, la historia fue más dramática: Asumí la dirección de la empresa por el fallecimiento de mi papá. No fue una elección ejecutiva tradicional, pero decidí ser protagonista y repensar la empresa desde sus cimientos.
La llegada de la pandemia puso a prueba esa transición. Ya es difícil asumir una empresa familiar con toda la carga emocional que implica. Pero hacerlo de manera intempestiva, en medio de un contexto crítico, fue una prueba de fuego, dice Piqueras. Durante esos meses, CSH fue uno de los principales proveedores de insumos críticos para hospitales. Aprendí que liderar en crisis significa decidir con información imperfecta, comunicar con transparencia y priorizar el bienestar humano, añade.
Daitch, por su parte, vivió un momento clave: la venta de su empresa en plena cuarentena. Fue raro no poder celebrarlo con mi equipo. Pero fue un cierre positivo, ya que me permitió mudarme a España e invertir en proyectos que realmente me entusiasman, comparte.
Juventud, Prejuicios y la Batalla por el Respeto
Ambos CEOs reconocen que su edad fue un tema, especialmente al principio. Definitivamente tuvimos que demostrar más. Éramos jóvenes tratando de convencer a directores de empresas enormes. Pero esa desventaja terminó jugando a favor. Con una actitud relajada, sorprendíamos, dice Daitch.
Piqueras recuerda las miradas inquisitivas en reuniones: Ser joven genera dudas lógicas. Pero entendí que esa desventaja podía transformarse en una oportunidad. Nuestra generación tiene una relación más natural con el cambio y una mirada distinta. El secreto es no intentar parecerse a los líderes tradicionales, sino construir un estilo propio de liderazgo.
Frente a los prejuicios, ambos eligieron la acción: A mí me subestimaron muchas veces, pero aprendí a no engancharme emocionalmente. Escuchar, tomar nota y demostrar resultados, señala Piqueras. Daitch coincide: Nunca intentamos parecer más grandes. Apostamos a mostrarnos como éramos: informales pero extremadamente preparados.
Visión, Cultura y Equilibrio: Claves del Liderazgo Joven
Más allá de la edad, ambos destacan la importancia de tener visión, rodearse de un buen equipo y evitar el egocentrismo. El mayor error de un CEO joven es pensar que tiene que demostrar todo el tiempo. Eso lleva a decisiones apresuradas, advierte Piqueras. El éxito depende de trabajar arduamente, tener un mejor equipo y, sobre todo, de tener suerte, agrega Daitch.
Daitch se ha volcado a la inversión en startups de inteligencia artificial, convencido de que estamos ante la mayor revolución productiva desde la Revolución Industrial. Me interesa apoyar proyectos que mejoren la vida de la gente en áreas como salud y educación. No se trata solo de ganar dinero, sino de tener un impacto real, explica.
Piqueras también busca combinar lo técnico con lo humano: Nuestro objetivo es ser un puente entre la tecnología avanzada y las necesidades del país. Argentina tiene el talento, solo falta el ecosistema para desarrollarlo.
Ambos CEOs entienden que el liderazgo implica construir cultura y cuidar el equilibrio. Daitch, que disfruta de actividades como el pádel, menciona que ya no sufre el desequilibrio en su vida laboral y personal. Disfruto tanto lo que hago que me entusiasma más el lunes que el viernes, afirma. Piqueras, más reflexivo, habla de la importancia de cuidar su energía y de pasar tiempo en actividades que lo desafían.
Una Generación que Quiere Liderar Distinto
Al final, ambos coinciden en que el camino no es fácil, pero es posible. Nadie arranca sabiendo todo. Liderar es actuar en medio de la incertidumbre. Lo importante es tener una ética clara, aprender rápido y ser coherente entre lo que uno dice y hace, resume Piqueras. Daitch añade: Todavía tengo síndrome del impostor cada vez que inicio algo nuevo. Pero los referentes que admiro también empezaron sin saber. Así que si te entusiasma, ¡animate!
